domingo, 30 de noviembre de 2008

Topografías

7 comentarios:

Unknown dijo...

Y ahí estábamos de nuevo. En aquel orfanato que llenaba nuestra memoria de recuerdos negros y fríos.

Todos los ocupantes de ese orfanato sabíamos que no se trataba de un lugar seguro. Mas ya pasada, muy pasada nuestra infancia en ese lugar, nos decidimos por volver a encontrarnos aunque solo fuese para recordar viejos tiempos entre las lúrubes y frías paredes que se contenían ya a duras penas.

Yo, la primera que llegue al encuentro, me detuve frente a las oxidadas verjas de metal, pintadas de un negro desgarrado por los años, la abrí, acompañada de los chirridos de las viejas bisagras y me dirigí hacia la casa entre la danza de los esbeltos y oscuros árboles. Ya en el pie de la escalera que subía a la casa me entro un escalofrío que recorriéndome todo el cuerpo me llevo a recordar a la directora de lo que había sido el orfanato 40 años atrás.

Creo que por mucho mas que haya pasado el tiempo todavía sigo recordando el camino hacia el despacho de la directora. Un pasillo largo casi interminable, poco iluminado, apenas por un par de ventanas y solo unas pocas lámparas doradas de pared, sus paredes estaban forradas de un papel de color Burdeos adornado con flores y ramas con una colocación
especialmente extraña. La directora una mujer delgada, alta y de cara pálida
se parecía a una débil muñeca de porcelana.

Conseguí liberarme de mis recuerdos cuando levante la cabeza y vi a uno de mis compañeros, Pedro. Se ve que el tiempo pasa para unos mas que para otros, pues me costo no pensar que se trataba de un hombre de 60 años, cierto es que todos no somos como éramos antes y que mis 52 años recién cumplidos se notaban, pero yo me conservaba mucho mejor.

La verdad, es que la mayoría de los citados acudieron enseguida. Después de saludos, abrazos inclusos lagrimas, nos decidimos a entrar en al orfanato, nuestro orfanato.
Al abrir la puerta se produjo un gran eco y después reino el silencio. Un baile de sombras nos recibió y algunos optaron por no entrar. Por supuesto yo entre, como aventurera que me consideraba esto era no mas que una forma de volver al pasado.

Unknown dijo...

DESCRIPCIÓN TOPOGRÁFICA
1. Abetos, montaña, nieve y cielo.

2. PRESENTACIÓN
“Se veían”
“Contemplé”
“Coronaba”
“Destacaba”

ELEMENTOS
Abetos
Montaña
Nieve
Cielo




3.PRESENTACÓN + ELEMENTO
-Se veían abetos
-Contemplé una montaña
-Coronaba su cima una nieve
-Destacaba el cielo

ADJETIVACIÓN O COMENTARIO
-centenarios por doquier.
-majestuosa que presidía el valle.
inmaculadamente blanca.
que cubría la escena como una cúpula inmensa.




4. –Los abetos permanecían enhiestos como guardias firmes.
¬-La nieve cubría la montaña como una capa de armiño.

5. –La mañana se me antojaba demasiado luminosa.
-La belleza del panorama me producía una sensación de serenidad.

6. Laguna. Llegamos frente a la superficie lisa del agua, que más bien parecía un
espejo, pues reflejaba como tal la imagen del paisaje. La mañana se me antojaba demasiado luminosa, sin embargo, la belleza del panorama me producía una sensación de paz interior.Por doquier se veían abetos centenarios, de fronda espesa y oscura, que permanecían enhiestos como guardias firmes. Contemplé la majestuosa montaña que presidía el valle. Coronaba su cima una nieve inmaculadamente blanca, como una capa de armiño. Destacaba el resplandeciente cielo azul que cubría la escena como una cúpula inmensa. La visión del conjunto hizo que invadiera mi alma un sentimiento de serenidad.



7.
COLORES Blanco, azul, pardo esmeralda, lechoso, amarillo turquesa, carmesí, dorado,
plateado…

SONIDOS. NOMBRES Y ADJETIVOS: Susurro, chasquido, susurro, ronroneo, grito, llanto hiriente, ronquido, agudo... OLORES.NOMBRES Y ADJETIVOS:
perfume, hedor, aromático, fragancia, penetrante, hediondo, agua de rosas, pestilente, incienso...

8. En la imagen se observa el interior de una cafetería. En primer plano, aparece una pareja ocupando una mesa. Están consumiendo un café y un refresco, y ambos charlan animadamente. Ya en segundo plano, se ve a otra, también hablando, aunque esta vez de pie. Esto nos permite apreciar bien cómo van vestidos. El chico lleva una original camiseta de listas horizontales con una camisa de manga corta, desabotonada, por encima. Este atuendo informal contrarresta un poco el aspecto de oficinista que le confieren sus gafas de culo de vaso. La muchacha viste pantalones pitillos y cazadora.
Mientras ambos conversan, un ligón con barba de profeta se aproxima a una guapa chica de melena rubia que está apoyada en la barra, pidiendo algo a un camarero de aspecto amable que, por su parte, parece alegrarse de tener algo que hacer aparte de limpiar vasos. A lo lejos, cerca de una cristalera situada en la pared del fondo del local, hay un buen montón de gente. El bar está bien decorado: del techo penden dos lámparas con forma de Saturno; además, en las sillas y en las baldosas claras y oscuras del suelo hay imágenes del mismo planeta. Por último, en el muro de la derecha, detrás de la barra, hay un estante con distintas botellas. En conjunto, el establecimiento parece tener éxito.

Unknown dijo...

REDACCIÓN

El palacio era grande, majestuoso y señorial y producía una sensación de melancolía y alegría. Al entrar había un armario antiguo, viejo, pero muy cuidado como si de un anciano se tratase. Después me sentí fuerte y aliviado ante la lámpara de araña, elegante y luminosa a la que llegamos. Por último, contemplé una silla roja, de madera y resistente como si fuera un sofá de piedra tallado perfectamente.

JB dijo...

Arturo, tu texto descriptivo, aunque correcto, es, quizás, demasiado breve. Podrías haberlo trabajado más.
José

Patricia dijo...

Mirando en el pasado, encontré recuerdos que me resultaron sorprendentes. Con un gran esfuerzo, recordé a una persona que sin duda marcó mi corazón.
Ella influía en mi, era importante para mi vida, su sonrisa inocente llegaba a mis ojos y los malos pensamientos se desvanecían. Sus maravillosas palabras, que acariciaban mis oídos, hacían sentirme en un mundo donde la paz era la bandera de cualquier persona. Sus divertidas expresiones, sellaban todas las heridas profundas en las entrañas. Gracias a ella, aprendí infinidad de cosas útiles que me valieron para saber estar en cada momento. Pasear a su lado, era sin duda, el mejor instante de toda la tarde.
Pero, no todo lo que tenía era bueno. Pienso, que era eso lo que la hacía tan especial. Su rápida imaginación, muchas veces, ocasionaba discusiones debido a que interpretaba expresiones de forma equivocada. Su rostro, podía generar malentendidos, pues parecía cariñosa, pero en el fondo, yo sabía que no. En cierto modo, ella tenía muy pocas cualidades malas, y creo que es por eso por lo que tanto la adoré, anhelé y envidié, adoro, anhelo y envidio.

JB dijo...

Patricia: Bonito tu texto, pero se trata de publicar en esta entrada "Topografías", descripciones de lugares, no de personas.

José

Patricia dijo...

La ultima vez que estuve allí, las lágrimas brotaban de mis ojos como cascadas embravecidas. Su olor a carbón recién quemado lo llevaré siempre conmigo. Aquel pueblo era mágico. Mis esperiencias en pueblos, y mejor dicho, en los amigos del pueblo, no han sido como todo el mundo desea. Pero aún así sigo pensando que Pioz tiene algo especial.
Al atardecer, las murallas del castillo se vuelven de un color inexplicable. Los bonitos campos que le rodean, parecen luces, ya que sus girasoles no paran de brillar. Más allá del paisaje, las antiguas casas que forman la aldea, le dan un toque acogedor.
Pero, además de todo eso, las personas que lo forman son encantadoras. Su amabilidad y su simpatía, crean una burbúja de bienestar social. Te reciben siempre con una sonrisa en la cara, hecho que no pasa en todos los lugares. Seguiré recordando el último día que me dejaron disfrutar de sus olores, su gente piozana y, sobre todo, sus fiestas únicas.