lunes, 1 de noviembre de 2010

VISITA AL MUSEO DE LA BIBLIOTECA NACIONAL

5 comentarios:

JB dijo...

9

CUMPLIENDO SUEÑOS

Juro que no lo entiendo. No puedo comprender por qué al ser una mujer me cuesta tanto llevar a cabo mis investigaciones. ¡Estamos en el S.XIX! ¡Por el amor de Dios! Bueno, será mejor que empiece desde el principio. Me llamo Almudena, y vivo en Madrid. Toda mi vida, desde pequeña, he sido muy curiosa, y todo lo que fuese investigar me apasionaba. Siempre he querido que esa fuese mi profesión, investigar. No creáis que me fue fácil llegar a conseguirlo, una mujer tiene los privilegios contados. Pero al caso.
Hace tiempo me llegó un nuevo cliente. Me contaba que quería recuperar algo que le pertenecía. Su abuelo escondió hace años todas sus posesiones de gran valor en un libro. Pero no uno cualquiera, si no en la edición más antigua del libro ‘’ Remedios ‘’. No es muy conocido, y por eso lo guardó en ese y no en otro. Como podéis ver, la investigación estaba hecha ya, ¿no? Una herencia guardada en un libro y el nieto del dueño de esta quiere recuperarla, ya que su abuelo murió y le confesó de su existencia, y por saber, sabe hasta dónde está, en la última edición del libro de ‘’Remedios ‘’ que se encuentra en… La Biblioteca Nacional.
Y aquí es donde intervengo yo. Tenía que averiguar dónde estaba ese libro dentro de la Biblioteca y lo más difícil aún, poder entrar en ella. Pude saber, según me dijo su nieto, que el libro que buscaba no siguió las mismas normas que el resto al ser guardado. Simón, que así es el nombre de este, me indicó unas letras y números: 1Sd3P. No sabía que podía significar aquello, pero algo que tendría que hacer antes de ponerme a descifrarlo sería conseguir un permiso para poder entrar en la Biblioteca. Lo justificaría diciendo que necesitaba consultar algunos textos para informarme sobre un libro que escribiría temprano. Con suerte, una de las dos cosas ya estaba hecha. Solo faltaba descifrar aquello.
No fue fácil, más me llevó alrededor de tres días averiguarlo. Sobre todo darme cuenta de que estaba al revés. Bien, el significado era, por las iniciales ‘’planta 3 derecha sala 1’’. ¡Sí! ¡Lo tenía!
Dos días después pude entrar en la Biblioteca y como imaginaréis llegué hasta aquella habitación y cogí aquel libro. Una vez allí fue fácil de encontrar, las salas no eran grandes.
Bueno y he aquí una investigación más, no fácil, las cosas para las mujeres no lo son, pero con ganas día a día voy pudiendo cumplir mi sueño, investigar.
Marta Gómez Manso 3ºA Nº12

JB dijo...

Hola soy Ana una chica joven, de estatura media, ojos marrones como mi pelo y muy dulce, cuando quiero. Soy la hija del importante maestro de ciencias de la Biblioteca Nacional, Pedro. Desde que era una niña he querido entrar en la biblioteca y ejercer como profesora. Pero en este invierno frio de 1830, en Madrid es difícil entrar por el machismo que se cierne sobre el trabajo y los derechos. A mí me pone de los nervios oír a mi padre decir que me conforme con tener una buena familia de la que cuidar, pues yo no quiero eso quiero ser profesora y sé que lo conseguiré.
Hoy me he levantado con el pie izquierdo y de muy mal humor. Ayer nos echaron de un bar, a mi amiga María y a mí, porque, según unos hombres, estábamos interrumpiendo su interesante partida de cartas con nuestra conversación. Esto no puede seguir así, las mujeres estamos perdiendo todo derecho alguno y la gente no se da cuenta, si seguimos así esto va a acabar mal. Desayuno con mi padre y hablo con él sobre este tema, pero como siempre dice que tengo que afrontarlo, dicho esto mi rabia sigue creciendo y cansada de tanta monotonía me voy a ver a mi amiga María.
Entro en su casa, que ya es como la mía, y su madre me recibe con un caluroso abrazo que me deja más relajada. Subo por las chirriantes escaleras y me encuentro con María que sonríe al verme y me empieza a contar miles de cosas que hace que parezca que no me ve desde hace un año. María es una chica de mi edad, 19 años, y estatura, de pelo rubio como el trigo y ojos azules como el mar, es muy simpática y opina igual que yo frente a los hombres.
-¡Jope! Molaría tener un lugar donde solo entraran chicas- dijo María creando una fantasía en su cabeza.
-¡¡Claro!!- exclamé exaltada.
María tenía toda la razón podíamos crear una especie de club solo para mujeres en el que pudiéramos hacer lo que quisiésemos.
-Una universidad- le propuse a María.
Ella accedió muy ilusionada. Las dos nos sentíamos como un niño el día de navidad, era algo emocionante pero muy costoso.
-¿Pero por donde empezamos?- preguntó María desconcertada.
-Recogeremos firmas y haremos un grupo de mujeres que, aportando dinero, iremos haciendo la universidad- le respondí.
-¿Y las profesoras?- reincidió mi amiga.
-Todas aquellas mujeres que tengan estudios pero que no las dejen ejercer la profesión-
Al escuchar esto nos pusimos manos a la obra, eso sí, mi padre ni nadie podía saberlo hasta que no estuviese hecha. Y así lo hicimos, fuimos a la calle y recogimos firmas. No pude imaginar la de gente que firmaría, tres cuadernos nos hicieron falta y después de todo el trabajo nos dirigimos al ayuntamiento. Cuando entramos en el gran edificio nos atendieron estupendamente llevándonos por una hilera interminable de pasillos que acababan en un espacioso despacho detalladamente decorado con una gran variedad de colores. Allí frente a mis ojos, aún desconcertados, se encontraba el alcalde de Madrid que era un señor trajeado y muy simpático que escucho interesado nuestra propuesta. Caviló unos minutos y dirigiéndose a María y a mí nos dijo:
-Tenemos un edificio que pensamos derruir, ¿si os interesa?, eso sí me tendréis que tenerlo preparado en medio año.
Nuestros ojos se salían de nuestras orbitas y agradeciéndoselo una y otra vez nos fuimos alejando del pasillo. El edificio no estaba tan mal, solo había que colocar la cosas un poco y limpiarlo cosa que nos llevo casi tres meses. Al cabo de este tiempo el edificio estaba como nuevo y la gente iba dejando peticiones para apuntarse a la universidad. Esta constaba de comedor, donde se comería la comida que nos trajésemos de nuestras casas, pasillos largos con bancos y con taquillas y en la segunda planta se podía dormir en habitaciones. Todo esto nos lo facilitaba el mero hecho de que el edificio hubiese sido un antiguo colegio mayor.

Fin Primera parte

Óscar Naranjo, 3º A

JB dijo...

Segunda parte

Al acabar el bochornoso verano, cuando la gente dejaba de bañarse en el río, abrimos la universidad con el nombre de “Universidad Femenina de Madrid“, algo sencillo pero que representaba mucho para el desarrollo social de los madrileños. En cuanto la abrimos filas y filas de mujeres empezaban a entran en ella. Reunimos a la gente en una gran sala en la que explicamos el mecanismo del centro, los horarios y los pagos que se tenían que realizar al trimestre. Así comenzamos nuestros estudios y en las caras de las estudiantes se plasmaba la felicidad que sentían por aprender, también era un gusto hablar de nuestros temas libremente. La universidad fue adquiriendo importancia y dinero, de parte del alcalde y de los alumnos, que daba para pagar los gastos y permitirse comprar algo adicional.
Un día, como otro cualquiera, vino a la universidad el inspector García, que revisaba edificios y empresas. Nos había estado observando y veía que hacíamos la competencia a muchas universidades por eso vino a ver si por alguna razón podía cerrarla. Era un señor alto, de tez pálida, y pelo negro como el carbón. Vio todo el edificio buscando algún detalle que rompiera nuestro sueño y al fin lo hizo pues al ver que no había ninguna salida de emergencia se vio obligado a cerrarla. Nuestras caras palidecieron, como si de un fantasma se tratase y mis ojos se llenaron de rabia al tiempo que apretaba los puños. María me tranquilizó y García con paso pausado salió de la universidad con una sonrisa disimulada en el rostro. No me pude contener y lancé un grito estremecedor al tiempo que me iba a mi casa.
Al día siguiente los carteles de cerrado adornaban el jardín de la universidad, mi padre lo vio y se dirigió en seguida a casa, subió las escaleras mal humorado y abrió de un portazo la puerta de mi habitación.
-¡Sal de la cama!- exclamó fuertemente.
-No quiero, tú no entiendes que ha pasado- le respondí con voz entrecortada.
-Sí que lo entiendo, por eso te voy a ayudar, pues no hay una cosa que me enfade más que te hagan llorar-
Llena de emoción salté de la cama y abracé a mi padre. ¡Estaba de mi parte! Su plan era pagar los arreglos él, cosa que no le gustó nada a su jefe que le despidió por estar trabajando para esa universidad. A mi padre le dio igual pues ya tenía otro trabajo dirigía la universidad, sus finanzas y sus negocios, es decir, era el director. García no pudo realizar su malvado plan de derruir el edificio y ya no pudo hacer nada más en contra del centro. La universidad iba en muy buen camino, cada vez era más importante y el alcalde se interesaba más cediendo terrenos a mi padre para edificar.
Ana se hizo profesora de la universidad y pudo entrar en la Biblioteca Nacional que la dejó pues prefería la universidad. María se hizo psicóloga del centro y pudo cumplir su sueño al igual que todas las mujeres que realizaban lo que querían. Este tipo de universidad se extendió rápidamente por España teniendo mucho éxito. Todo gracias a que Pedro financiaba todas esas construcciones, con el dinero de la de Madrid creando poco a poco una franquicia en el que él era el presidente. Y al fin la biblioteca aceptó a mujeres cumpliendo así el sueño de Ana.
Oscar Naranjo, 3ºA

JB dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
JB dijo...

Esa mañana oscura, el señor López salió de su casa antes de que llegara la policía a tocar su puerta.